Mis manos empiezan a temblar, la sangre se empieza a acumular en mis mejillas, mi respiración se acelera, mi cuerpo tiene ligeras sacudidas que reclaman venganza, mi mente la cubre un manto neblinoso, y lo único que puedo pensar es en hacer daño, destruir.
¿Lo has sentido?
Muchos hemos sentido esa necesidad violenta de asesinar a otra persona, esa inyección de adrenalina que va directa a nuestro cuerpo, la sangre es sustituida por odio.
Controlar esa bestia en ocasiones es casi imposible, cuando la bestia se apodera de nuestra mente regresamos a unos miles de años de evolución.
¿si me he arrepentido?
Claro, después de que la bestia bebió sangre y nuestra mente se aclara, uno se arrepiente. ya sea estando del lado victorioso o no. En una batalla, nadie gana.
1 comentario:
Hola, Rotter, entré a tu blog por casualidad, me pareció muy bueno, no quería salir sin decírtelo.
Aprovecho la oportunidad para invitarte al mío que es de literatura.
Un abrazo desde Argentina.
Humberto.
www.humbertodib.blogspot.com
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